Editorial | Entre el derecho a la protesta y la crisis educativa: ¿hasta cuándo los paros?

 




Por:Gabriel Briñez, 

Editor Periodista de Combo Tropical Noticias.


Esta semana, el país recibió un nuevo anuncio del Sindicato de Trabajadores de la Educación (Fecode): un paro nacional a partir del 1 de julio de 2025, con la advertencia de que podría convertirse en un paro indefinido desde el 14 de julio si no hay respuestas concretas del Gobierno Nacional. Así lo reportó la revista Semana en un artículo firmado por el periodĵista Dubán Jesús Villamizar Ardila.


⅚ es la primera vez —ni será la última— que el sector educativo entra en paro. Y aunque es cierto que las causas que motivan esta movilización incluyen reclamos legítimos, como la prestación del servicio de salud para los maestros, el cumplimiento de acuerdos pactados y mejores garantías laborales, también es justo decir que, con frecuencia, los sindicatos docentes recurren al paro como primera respuesta, incluso ante temas que podrían resolverse mediante diálogo directo y mecanismos institucionales.


Desde Combo Tropical Noticias, reconocemos el derecho constitucional a la protesta social, pero también nos preguntamos: ¿cuál es el costo acumulado que están pagando los niños, niñas y jóvenes del país cada vez que las clases se suspenden? ¿Hasta cuándo se seguirá sacrificando la educación de millones de estudiantes por causas que, aunque importantes, no siempre justifican medidas tan drásticas?


Cada paro prolongado profundiza una crisis que ya es estructural. La educación pública en Colombia viene golpeada por años de desinversión, modelos pedagógicos desactualizados y una brecha social que se amplía. Los estudiantes —en especial los más vulnerables— son los primeros en sufrir los efectos de la interrupción del calendario escolar. En ese contexto, un nuevo paro nacional no sólo afecta la continuidad académica, sino que deteriora aún más la confianza en el sistema educativo y en las instituciones que lo representan.


¿Está cumpliendo el Estado con su deber de garantizar una educación digna y estable? ¿Están los sindicatos interpretando adecuadamente su papel histórico en la defensa del magisterio sin perder de vista su responsabilidad con el derecho fundamental a la educación?


Colombia necesita un pacto real por la educación, donde todos los actores —Gobierno, docentes, sindicatos, estudiantes y familias— se sienten a construir una agenda seria, coherente y sostenible. Los problemas de fondo no se resuelven con paros repetitivos ni con respuestas políticas dilatorias. El país demanda voluntad, diálogo honesto y soluciones estructurales.


Desde este medio reiteramos nuestro compromiso con el análisis crítico, el respeto a la protesta y, sobre todo, con el derecho de los estudiantes a recibir una educación continua y de calidad. Es hora de revisar con responsabilidad y sin intereses de por medio cómo garantizar ese derecho, sin que cada ciclo escolar se vea amenazado por la sombra de un nuevo paro.


La educación es el motor de desarrollo más poderoso de cualquier nación. Y si ese motor se detiene cada vez que hay tensiones, lo único que avanzará será el atraso.








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