Declaración del Presidente Iván Duque con anuncio sobre instalación de espacio para escuchar a la ciudadanía y construir soluciones

 





Bogotá, 4 de mayo de 2021.


Colombianos:


El mundo, Latinoamérica y nuestro país se han visto golpeadas como nunca en su historia reciente.


Llevamos más de un año enfrentando una enfermedad que nos ha traído la pérdida de seres queridos, nos ha alterado la cotidianidad, nos ha generado desempleo y pobreza.


A esta situación hemos actuado como país para protegernos, aumentando las unidades de cuidado intensivo, la capacidad del sector salud, y aplicando programas sin precedentes para los más pobres, que ya han llegado a más de nueve millones de colombianos.


Durante todo este tiempo, hemos puesto en marcha un programa de reactivación económica que nos permitirá salir de esta dolorosa situación y ya ha permitido recuperar más de dos millones de empleos. Hemos estado en todas las regiones dialogando e impulsando iniciativas con alcaldes y gobernadores y haciendo una inversión sin precedentes en todos los departamentos de Colombia.


Con estas realidades, tenemos claro que la pandemia golpeó nuestra economía severamente, pero sabemos que nuestro deber es proteger la vida, la seguridad y el bienestar de todos.


En los últimos meses, hemos visto cómo con esfuerzo muchos han ido recuperando sus empleos, negocios y actividades, en medio de una pandemia que amenaza constantemente.


Hemos avanzado hacia un plan de vacunación, que nos permitirá llegar a 35 millones de vacunados, y dentro de 3 semanas llegará a los 10 millones de compatriotas.


Hemos buscado intensamente seguir protegiendo a los más vulnerables y no queremos dejarles sin la continuidad de las herramientas para su protección efectiva.


Como Presidente, soy consciente de que en esta situación existirán siempre voces que pretenden capitalizar políticamente la adversidad y otros que utilizarán las dificultades para sembrar el caos y avanzar en sus aspiraciones políticas.


En los últimos días hemos visto distintas caras de nuestra sociedad. Hemos visto a quienes pacíficamente expresan su descontento, hemos visto a quienes día a día expresan su optimismo y ganas de salir adelante, generando empleo, trabajando con amor.


También, tristemente, hemos visto a unos pocos desadaptados que han apelado al vandalismo, al terrorismo y a la violencia irracional para arrebatar la tranquilidad; ellos, con su violencia, han pretendido desabastecer ciudades, dejar sin trabajo a miles de personas, destruir sistemas de transporte público y, lo que es aún peor, causar pobreza y amenazar la salud pública.


Ante estas formas de criminalidad, tenemos que responder con contundencia desde la legalidad, pero con la cautela necesaria cuando en sus oscuras motivaciones está la de provocar reacciones aún más violentas y así expandir la llama de sus intereses pirómanos.


No hay duda de que detrás de estas expresiones se suman organizaciones criminales y, por supuesto, aspiraciones de algunos.


Y, por lo tanto, las autoridades deben actuar para proteger la vida, honra, bienes, derechos y libertades de los ciudadanos, respetando los derechos humanos, la Constitución y la ley. En este propósito debemos actuar juntos el gobierno nacional y los gobiernos locales.


Seamos claros: no hay nada que justifique ataques contra la alimentación, la vacunación, la reactivación y el empleo de los más vulnerables y de toda la ciudadanía. Nada justifica que haya personas armadas que, amparadas en el deseo legítimo de la ciudadanía de hacer marchas cívicas, salgan a disparar a ciudadanos indefensos y a agredir cruelmente a nuestros policías.


Los colombianos somos gente de bien. Rechazamos la violencia, respetamos las leyes, apreciamos el trabajo, valoramos al prójimo y jamás pensamos en la destrucción como propósito. Son unos pocos los que buscaron siempre pretextos y prejuicios para destruir y dañar.


El Gobierno de Colombia no tolera hoy, como no lo ha hecho en el pasado, ningún tipo de violencia y, con mayor vehemencia, rechaza la violencia que se escuda en justificaciones políticas. En nuestra democracia se puede alzar la voz, pero no se puede empuñar un arma para acallarla.


Por el pasado de violencia que conocemos, más contundente debe ser nuestro compromiso con la vida, con más vigor debemos protegerla. Esa es la misión fundamental de nuestra Fuerza Pública y, por eso, debemos apoyarla. Al mismo tiempo que exigimos de ella el mayor rigor en el cumplimiento de su misión constitucional y la observancia de todas las obligaciones de garantía y del respeto, que ellas mismas llevan en su corazón, frente a los DDHH, conforme a los instrumentos internacionales, y nos permite decir que el deber todos es rodearla, porque los hombres y mujeres que portan los uniformes de las Fuerzas Armadas y de Policía encarnan nuestros valores democráticos.


Por ello, la ciudadanía debe reconocer y agradecer su labor, ser su aliada en la lucha contra la delincuencia, sin renunciar a la denuncia de ningún abuso en caso de presentarse.


Cómo Presidente de la República y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, si se llega a presentar una actuación fuera del marco de la Constitución, que afecte los derechos de las personas, como lo he hecho siempre, no lo aceptaré de ninguna manera.


Como corresponde en el Estado de Derecho, impulsaremos las investigaciones, internas y con los organismos de control. Pero debemos ser claros: a quienes trabajan por la seguridad de los colombianos, todo el respaldo y, al mismo tiempo, toda la exigencia. Así es que ellos le sirven a nuestra sociedad.


Teniendo en cuenta lo anterior y entendiendo que estos hechos han causado dolor profundo en la nación, mi deber es el de convocar al país para rechazar la violencia, promover y acelerar el Plan Nacional de Vacunación, alcanzar la reactivación, proteger a los más vulnerables, mantener sólidas las finanzas públicas y edificar un país que tenga como principio la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición.


Para ello, quiero anunciar que instalaremos un espacio para escuchar a la ciudadanía y construir soluciones, orientado a estos propósitos, en los cuales no deben mediar diferencias ideológicas sino nuestro más profundo patriotismo.


En este espacio es vital contar con todas las instituciones, los partidos políticos, el sector privado, gobernadores, alcaldes y líderes de la sociedad civil, motivados por el servicio a la ciudadanía.


El objetivo de este espacio es rechazar la violencia en todas sus formas, acelerar el Plan Nacional de Vacunación masiva, asegurar los recursos para garantizar la continuidad de los programas sociales y la protección de los más vulnerables y, por supuesto, repotenciar la reactivación económica de las ciudades, de los departamentos, de los municipios, desarrollando iniciativas adicionales para generar más empleos para nuestra juventud, las mujeres y la población informal.


Los resultados de este espacio se traducirán en iniciativas que podamos articular rápidamente Gobierno Nacional y gobiernos locales.


Igualmente, he dado instrucciones al Ministro del Interior, a la Directora del Departamento de Prosperidad Social, a la Consejera para los Derechos Humanos, a la Consejera Presidencial para las Regiones y a la Directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, quienes se han desplazado a la ciudad de Cali y en este momento, por instrucción precisas, tomarán las medidas de acompañamiento necesarias para seguir protegiendo derechos fundamentales de la ciudadanía, establecer nuevos canales de comunicación con los diversos sectores sociales y articular integralmente la respuesta del Estado a la situación que vive la ciudad y el departamento, en especial la garantía de abastecimiento de alimentos y servicios públicos.


Como Presidente, he estado siempre abierto al diálogo, a escuchar y a actuar, como lo hemos hecho siempre, alcanzando resultados normativos y de acción ejecutiva.


Con los alcaldes y gobernadores, construiremos espacios para escuchar y trabajar con nuestros jóvenes, incluyendo el proceso de elección de los Consejos de Juventud, para que tengan una institucionalidad representativa donde expresen su voz y construyan a las políticas públicas.


Colombianos: este es el momento de luchar unidos contra la violencia, de sancionar ejemplarmente a los criminales que han articulado acciones contra la ciudadanía, de salir fortalecidos de esta pandemia y de edificar una sociedad donde brille la EQUIDAD.


Nunca dejaremos de actuar contra el crimen y la violencia; nunca dejaremos que los violentos pretendan, con vías de hecho, arrebatarles el amor propio a los colombianos.


Mañana mismo, sostendremos una reunión con toda la institucionalidad de nuestro país, donde esperamos que, con las Cortes, los entes de control, la Fiscalía, los presidentes de Senado y Cámara, y también representantes de la sociedad civil, los gobernadores, alcaldes y las asociaciones que los reúnen, incluyendo también al sector privado y a quienes están en las juntas de acción comunal, entre otros, a que empecemos esta defensa clara de los valores que debemos tener siempre como colombianos y, en este proceso, que es siempre abierto a escuchar, actuar rápidamente en beneficio de todos.


Estoy convencido, como colombiano y como Presidente, de que a través del diálogo se llega más rápido a las metas comunes; que en la fuerza de nuestras ideas está la potencia para hacer valer nuestro derecho a un futuro distinto.


Nosotros, hoy más que nunca, debemos tener claro que en nuestras manos están las oportunidades para cambiar el destino de nuestra nación, en favor de quienes han sido más afectados por esta pandemia.


Aquí no existen dilemas entre legalidad y la protección de los derechos humanos, ni entre la paz y la justicia; son compatibles, son hermanas, y todos debemos ejercerlas.


El país en el que creo construye alianzas para levantarnos unidos, edificando espacios para que volvamos a confiar en las instituciones, en nosotros mismos.


Y estoy convencido de nuestra capacidad para vencer la adversidad, como una sola nación, sin dejar atrás a nadie.


Muchísimas gracias.




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