cónclave papal ha sobrevivido 750 años de cambios y poder
Por Gabriel E. Briñez V.
Periodista Editor, Combo Tropical Noticias
Cada vez que el mundo mira al Vaticano en espera de la fumata blanca, asiste a un ritual que tiene más de 750 años de historia. Lo que hoy conocemos como el cónclave papal nació en 1274, cuando el papa Gregorio X, cansado de las interminables disputas y presiones políticas que paralizaban la elección del sucesor de Pedro, firmó la bula Ubi periculum. Con ese documento, nació el encierro estricto de los cardenales bajo llave, sin contacto con el exterior y con una regla clara: si no elegían pronto, se les reducía la comida a pan, agua y vino.
La medida funcionó. Las elecciones papales se aceleraron y la Iglesia pudo proteger este proceso de los intereses de reyes, nobles y facciones. Pero, aunque la esencia del cónclave se ha mantenido, las reglas han cambiado con el paso de los siglos, adaptándose a los tiempos sin perder su mística.
Lo que permanece intacto.
Más de siete siglos después, el espíritu de Gregorio X sigue vivo en cada elección papal:
Los cardenales se aíslan en la Capilla Sixtina, incomunicados, para deliberar en secreto.
La mayoría de dos tercios sigue siendo necesaria para elegir un Papa.
Las votaciones son secretas y bajo juramento de confidencialidad.
La elección se realiza en un ambiente de oración, buscando la inspiración del Espíritu Santo y libres de presiones externas.
Lo que ha cambiado en 750 años.
Pero no todo es como en 1274. La Iglesia ha introducido cambios importantes:
Desde 1970, solo votan los cardenales menores de 80 años, con un máximo de 120 electores.
La práctica medieval de reducir la comida si no se llegaba a un acuerdo fue eliminada en 1996 por Juan Pablo II, modernizando las condiciones del cónclave.
El método de elección quedó restringido al voto secreto por escrutinio. Ya no existen las antiguas aclamaciones o compromisos.
Si tras 34 votaciones no hay Papa, hoy se elige entre los dos más votados, pero siempre con la mayoría calificada de dos tercios, según ratificó Benedicto XVI en 2007.
Tradición y modernidad en equilibrio.
Así, el cónclave se mantiene como un evento único: combina tradiciones medievales con reglas modernas, mantiene su hermetismo en la era digital y sigue capturando la atención del mundo entero cada vez que las campanas del Vaticano repican anunciando un nuevo Pontífice.
La próxima vez que vea la fumata blanca, recuerde que no solo está presenciando un cambio de Papa: está viendo en acción un sistema que, contra todas las tormentas políticas y cambios de época, ha logrado mantenerse vivo por más de siete siglos.
Y todo comenzó en 1274, con una simple pero poderosa idea: cerrar la puerta, guardar silencio y dejar que el Espíritu hable.
Combo Tropical Noticias El poder de la historia contado con ritmo caribeño.
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