Tres gráficos para entender el impacto de la guerra comercial entre Estados Unidos y China
Por: Gabriel Briñez
Desde 2018, Estados Unidos y China protagonizan una de las guerras comerciales más intensas de la era moderna. Este conflicto, basado en aranceles cruzados y tensiones económicas, ha dejado una huella profunda en el comercio global. A través de tres gráficos clave, analizamos su impacto directo sobre el déficit comercial, los productos afectados y el volumen total de comercio bilateral.
1. El déficit comercial: una brecha persistente
El primer gráfico muestra el déficit comercial de Estados Unidos con China entre 2010 y 2024. Aunque la guerra comercial buscaba reducir esta brecha, el resultado ha sido mixto. En 2018, el déficit alcanzó un récord de 378 mil millones de dólares. A partir de entonces, las medidas arancelarias redujeron esa cifra gradualmente hasta los 263 mil millones en 2024.
Aunque hubo una reducción, el déficit sigue siendo muy alto. Esto sugiere que las barreras comerciales no lograron resolver el desequilibrio estructural entre ambas economías, al menos no de manera definitiva.
2. ¿Quién golpeó más fuerte? Los productos afectados por los aranceles
El segundo gráfico revela qué sectores fueron más castigados. Estados Unidos impuso aranceles a productos electrónicos, maquinaria y bienes de consumo provenientes de China, afectando rubros con gran presencia en los hogares estadounidenses. China, en respuesta, arremetió con aranceles a productos agrícolas, automóviles y químicos de EE.UU.
Washington fue más agresivo en cuanto al número y valor de productos gravados, pero Pekín apuntó con precisión quirúrgica al corazón del campo estadounidense —especialmente la soja—, buscando generar presión política interna sobre la administración Trump.
3. El comercio total: una relación que nunca volvió a ser la misma
El tercer gráfico expone el volumen total del comercio bilateral. La relación creció de manera constante hasta 2018, año en que estalló la guerra comercial. A partir de entonces, el volumen de intercambio cayó en picada, y aunque hubo cierta recuperación, en 2024 no se han recuperado los niveles previos al conflicto.
El daño a la confianza comercial ha sido duradero. Muchas empresas han buscado alternativas fuera de China o de Estados Unidos, diversificando sus cadenas de suministro. El “desacoplamiento” comercial es una realidad que avanza, lenta pero segura.
En conclusión Los datos y gráficos presentados revelan que la guerra comercial EE.UU.-China fue un arma de doble filo: no resolvió el déficit, castigó sectores clave y alteró profundamente la dinámica comercial global. Aunque los aranceles fueron el titular, las verdaderas consecuencias se sienten en la economía de cada país... y en el bolsillo de millones de consumidores y empresarios alrededor del mundo.
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