La naturaleza no tiene fronteras

 







Columna del ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Carlos Eduardo Correa, a propósito de la PreCOP de la Biodiversidad de este lunes 30 de agosto en Leticia, previa a la COP15 de la Convención sobre la Diversidad Biológica, que reunirá a autoridades del mundo y liderará el presidente Iván Duque Márquez.

Por Carlos Eduardo Correa*

En el 2020 nos vimos sorprendidos por un virus que nos obligó a protegernos en nuestros hogares. Mientras los hombres nos refugiábamos, los animales silvestres salían a las calles, desprevenidos y sin amenazas a esos espacios que les habíamos quitado.

La pandemia ha ido evolucionando y paulatinamente hemos vuelto a nuestras actividades cotidianas, y ellos, los otros seres con los que convivimos en este planeta, también han regresado a donde estaban antes. El hombre y sus actividades diarias los ha relegado a un espacio allá afuera, a un punto en el que pareciera que solo existen en los documentales.

Y, aunque esto es lo que estamos viviendo ahora, la discusión sobre la relación del hombre y la naturaleza no es nueva. En 1992, el tema tomó una alta relevancia en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo o Cumbre de la Tierra, realizada en Río de Janeiro.

A raíz de ese hecho, surgió la Convención sobre la Diversidad Biológica (CDB), que Colombia —como un país megadiverso— suscribió en 1994 y es el marco bajo el cual los 196 países que la han firmado buscan la conservación de la biodiversidad, su uso sostenible y la participación justa y equitativa de los beneficios derivados del uso de la misma. Es decir, convivir armoniosamente, como siempre ha debido ser, con las plantas, animales, hongos y microorganismos.

Al cumplirse la décima convención (COP, por su sigla en inglés), en el 2010 se fijó un conjunto de 20 metas llamadas Aichi por la región japonesa donde se adoptaron. Estas debían ser cumplidas en el decenio comprendido entre 2011 y 2020. Y buscaban frenar la pérdida de la biodiversidad a través de acciones para mitigar las causas que generan las pérdidas y eliminar las presiones directas a los ecosistemas, entre otras.

En la COP14 de 2018, las partes de la Convención concluyeron que las Metas Aichi no habían sido alcanzadas, por lo que no se lograría el objetivo a 2020. Desde ese momento, se formularon las acciones del Marco Post 2020, para el cual este lunes 30 de agosto se realizará la PreCOP de Leticia, una reunión de alto nivel que acogemos en Colombia de cara a la COP15. (La COP15 se llevará a cabo en China en los próximos meses).

Si bien somos el país más diverso del mundo por kilómetro cuadrado (tenemos 63.303 especies registradas en 98 tipos de ecosistemas), nos hemos visto afectados por la pérdida de biodiversidad, por lo que hoy tenemos más de 1300 especies con algún grado de amenaza, la mayoría plantas y aves.

Por ello, en el Gobierno tenemos como bandera la protección y conservación de nuestra biodiversidad, y hemos ido más allá de los acuerdos internacionales, porque este es, sin duda, el mayor patrimonio de los colombianos.

Colombia es el primer país en diversidad de aves y orquídeas, el segundo en diversidad de plantas, anfibios, peces de río y mariposas; el tercero en reptiles y palmas y el cuarto en diversidad de mamíferos, y, como miembros de la Coalición de Alta Ambición por la Naturaleza y las Personas (High Ambition Coalition for Nature and People -HAC-) y la Alianza Global por los Océanos nos comprometimos a la protección del 30 % de los ecosistemas terrestres y marinos a 2030.

Por eso, estamos robusteciendo nuestro marco normativo: con la Ley de Delitos Ambientales logramos modificar el Código Penal e incluir nuevos crímenes contra el medio ambiente para que sean penalizados, como la promoción y financiación de la deforestación, el tráfico de fauna y la financiación de la invasión de áreas de especial importancia ecológica. Igualmente, con el decreto 690 regulamos el manejo sostenible de la flora silvestre y de los productos forestales no maderables, es decir, aquellos que provienen de especies vegetales de ecosistemas naturales, como flores, frutos, semillas, cogollos, raíces y hojas, entre otros, sin causar daño en los bosques colombianos. Y en las próximas semanas tendremos la política pública y el Conpes del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP).

Además, nos hemos propuesto sembrar 180 millones de árboles, hemos logrado conservar más de 115.000 hectáreas de ecosistemas y restaurar más de 100.000 en páramos, bosques y zonas con alertas por deforestación; pusimos en marcha el programa Restaurando un Millón de Corales por Colombia para recuperar, rehabilitar y/o restaurar 200 hectáreas de arrecife coralino, con el fin de aumentar la cobertura de coral vivo del país, y prohibimos la pesca de tiburón, con el propósito de cuidar nuestros recursos y ecosistemas oceánicos, teniendo en cuenta que esta especie ocupa el máximo eslabón en la cadena alimenticia y genera equilibrio marino.

Como anfitriones de esta PreCOP, y como el segundo país más biodiverso del mundo, sabemos no solo que es urgente frenar la pérdida de biodiversidad, sino crear mecanismos financieros eficientes que nos comprometan a todos para que esto sea una realidad. La naturaleza no tiene fronteras y solo de nosotros, los seres humanos, depende que eso que hoy tenemos, que mantiene el equilibrio natural del planeta, perdure por generaciones; no necesitamos que una nueva pandemia vuelva a abrirnos los ojos. 


Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

 

 

 

 


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